La globalización de la economía
mundial ha originado la necesidad de trabajar con personas de diferentes países
y culturas. Por lo tanto, a la hora de
hacer negocios, ya sea para vender, negociar, trabajar en equipos
multiculturales, una buena capacidad de comunicación intercultural es un
aspecto cada vez más importante. Para
lograr una comunicación intercultural efectiva es necesario conocer otras
culturas.
Para ello hay que partir del
conocimiento de nuestra propia cultura: los sistemas de valores, la manera de
negociar. Viendo lo que nos diferencia de otras culturas se llega a un mejor
conocimiento del resto del mundo.
Asunción-Lande (Asunción-Lande,
1988)
define la comunicación intercultural como el proceso de interacción simbólica
que incluye a individuos y grupos que poseen diferencias culturales reconocidas
en las percepciones y formas de conducta, de tal forma que esas variaciones
influirán significativamente en la forma y el resultado del encuentro.
La comunicación intercultural
puede ayudar a crear una atmosfera que promueva la cooperación y el
entendimiento entre las diferentes culturas, y posee características especiales
que le pueden permitir realizar tal función. Estas características son:
Ø Sensibilidad a las diferencias culturales y una
apreciación de la singularidad cultural.
Ø
Tolerancia
para las conductas de comunicación ambiguas; deseo de aceptar lo inesperado.
Ø
Flexibilidad
para cambiar o adoptar alternativas.
Ø Expectativas reducidas respecto a una
comunicación efectiva.
Rodrigo Alsina (2000) indica que
para una eficaz comunicación intercultural es necesaria una nueva competencia
comunicativa y un cierto conocimiento de la otra cultura.
PAUTAS PARA MEJORAR LA HABILIDAD EN LA
COMUNICACIÓN INTERCULTURAL
Actualmente es imposible en la
práctica confinar la relación de comunicación al campo del grupo social,
cultural, racial o étnico al que pertenece el individuo. En el trabajo, el
juego, el mercado, en las instituciones educativas o en cualquiera de los
diferentes lugares públicos donde la gente se congrega tiene uno la certeza de
entrar en contacto con personas que poseen distintos antecedentes. Las personas
viajan hoy con más frecuencia y van a lugares cada vez más lejanos, lo cual las
pone en contacto con una amplia variedad de culturas.
Al relacionarse con personas de
culturas diferentes, sus habilidades para comunicarse se ven sometidas a dura
prueba. La habilidad que tengan para comunicarse en contextos poco familiares o
con extraños puede significar la diferencia entre prolongar la estancia y disfrutar sus
encuentros interpersonales, o que éstos signifiquen una ansiedad continúa.
A continuación se
presentaran pautas para mejorar las
habilidades en las situaciones interculturales.
El primer
requisito para llegar a ser hábil, interculturalmente hablando, es conocer la
cultura propia. Cuando alguien está consciente de sus bases culturales, éstas
dejan de ser un obstáculo para la comunicación eficaz. La mayoría de las
personas se identifican con ciertas culturas particulares, pero una gran parte
de ellas no está consciente de los preceptos culturales que rigen su conducta.
La mayoría supone que su forma particular de vida es la correcta, pero cuando
se encuentran con personas que también poseen su forma propia de interpretar la
realidad y el mundo, se molestan o se enojan.
El hecho de
ser conscientes de su propia cultura permite a las personas tener sensibilidad
hacia otras identidades culturales, que no necesariamente deben estar de acuerdo
con la realidad subjetiva propia. Esta conciencia puede conducir a los
participantes a trabajar mutuamente hacia la resolución de las diferencias que
crean barreras a la comunicación efectiva entre ellos.
Otro requisito para lograr una
destreza intercultural consiste en evitar las generalizaciones acerca de otras
culturas, a menos que éstas le sean completamente familiares. En los encuentros
interculturales es casi imposible evitar estereotipar. El estereotipo es una
forma de generalización que implica establecer el nombre de un grupo o grupos
de personas y emitir declaraciones acerca de ellos (Brislin, 1981). Debido a
que los estereotipos son categorías de elementos individuales, enmascaran las
diferencias entre estos elementos; y ya que la comunicación intercultural se
centra en las diferencias, es necesario ver más allá de las generalizaciones
superficiales y advertir las diferencias que existen entre las culturas, así
como sus complejidades.
Otro requisito importante es la aceptación del
principio de la relatividad cultural. De acuerdo con este principio, cada
cultura es única, y sus premisas son tan válidas como las de cualquier otra. Un
relativista cultural evita ser atrapado en la creencia de que exista alguna
superioridad étnica por parte de algún grupo. El etnocentrismo es la creencia
de que alguna cultura es superior a otra. Mostrarse orgulloso de la cultura
propia es un atributo positivo, pero también debe haber un reconocimiento y
respeto por otras culturas.
Un requisito más para llegar a
lograr una destreza intercultural consiste en adoptar una actitud abierta hacia
el cambio. Se va por la vida esperando cambios en las actitudes, en las
relaciones o en el medio ambiente, pero cuando de pronto nos enfrentamos con
alteraciones a los hábitos establecidos o al medio ambiente familiar, se suele
experimentar confusión, incomodidad, frustración o incluso hostilidad. Este
fenómeno de confusión o incomodidad que se experimenta al verse expuesto a un
cambio repentino se ha denominado "shock cultural".
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